No se por qué
ni como ni donde,
cambió el hacer de la Vida
lejos torció el horizonte,
y lo que era infinito...
quedó plano desde entonces.
No se por qué
ni como ni donde,
la Vida perdió el vivir
el silencio no tenía voces,
el mar agotó su sal
y a lo lejos...
se oyó el rugido del monte.
Y sigo sin saber por qué
ni el como ni donde,
la Vida se partió en dos
ua mitad va contigo,
y la otra...
¡Sabrá Dios dónde!!!Cuando la Vida se tuerce y no se ve el horizonte, es mejor cambiar de proyecto, antes de que se acabe el camino. Aunque sea el último trayecto.
Demasiados interrogantes para un latido, que siempre debe esperar, lo desprendido en voluntad y equilibrio.
ResponderEliminarSi te digo la verdad Dionisio, todavía me quedaron muchas más preguntas sin contestar para lograr el equilibrio perfecto.
ResponderEliminarEl equilibrio del que yo hablo tiene mucha más voluntad que equilibrio.
Un abrazo.