Aguerrido Caballero
con espada y con montura,
de brillante empuñadura
y el rostro como el acero.
Corazón noble y sincero
espejo de su bravura,
debajo de su armadura
un templario justiciero.
Y por si tiene que haber
arte, ley y blasón,
nos dejaron gran querer.
Poderío y corazón
un castillo y un poder,
y seña en el torreón.
Lía
Un castillo y un templario tenemos en nuestra Tierra. Fortaleza que fue en otros tiempos de cruzadas y caballeros. Ahí tenemos sus blasones, su linaje y abolengo. Todo ello hoy restaurado, en el marco de una Ponferrada moderna.
Aquellos fueron otros mensajes, los que traían los Caballeros, con la Tau en sus escudos. Santo y seña que fue de los Templarios de aquellos tiempos.
El arte de la guerra no lo contemplo altivo.
ResponderEliminarSe deduce de ello que en el interior algo chirria.
Apostemos por la defensa del bien
y la invulnerable integridad del ser.
Tú lo has dicho. Todo lo que va contra la vulnerabilidad de la persona es odioso, y más la guerra.
ResponderEliminarYo simplemente reflejo en mi poema los blasones y linajes de nuestra tierra. Y por si el mundo no sabe, que a través de mi poema contemplen que ya en tiempos de los templarios, Ponferrada era cabecera y cuna de grandes linajes, con el poder y la fuerza que da esta Tierra.
Para nada contemplo yo las historias y las guerras que se traían los templarios en aquellas épocas.
Un abrazo.