martes, 23 de febrero de 2010

Un Largo Viaje


A lo largo del verano hice un viaje al continente africano en el que me sorprendieron varias cosas, y me entusiasmaron otras. Pero no iba a hablar de eso, sino de "Mis Amigos Invisibles", que también viajaron conmigo.
Personajes de novela y ficción que siempre van pegados a mí, en mi maleta. Cada uno tiene allí su sitio y si no lo encuentran se instalan entre mis camisetas.
Y más bien les gusta mi mochila. Deben acomodarse mejor en ella.
Cuando no viajo viven en mi casa, en mi coche, en mi jardín, en mi trabajo... Aunque ultimamente los que están en mi trabajo deben echarse siestas enormes. Será que como ya estoy a punto de dejar la profesión oficial, estarán cansados de tanto bregar con el personal.
En fin, se desplazan conmigo allá a donde yo me desplazo.
En estos momentos me están diciendo que acabe ya este viaje, y que de paso les deje el siguiente mensaje:
"Amigos, la vida es una NOVELA. Si ustedes novelan bien, vivrán una existencia irreal, pero FELIZ. Si ustedes mal novelan, entonces lo irreal no existe y la realidad es dura de vivir".
Y ahora cierro ya la maleta. El viaje fue muy largo y mis amigos están cansados. Ellos quieren dormir y todos estamos algo mareados.
Pero antes de cerrar del todo permítanme ustedes ponerme mis anillos, pulseras, collares y pendientes que tuve que dejar aquí antes de irme. Cuando abrí la caja, saltaron todos de alegría: ¡llevaban ya mucho tiempo guardados!. Y tanto ellos como yo, nos extrañábamos.
¡Y por fín también un café como Dios manda!, y un poema de final, que ellos en el avión recitaban, y que ya se están enfadando porque no lo escribo y acabo de cerrar el relato.
Así que con un café en la mano, su aroma a mi alrededor y los versos de nuestra poesía, nos despedimos de ustedes, no sin antes decirles que en äfrica queda mucho por hacer, para que también allí, sus gentes, puedan soñar algún día.
UNA ESTRELLA ENAMORADA
La noche caía triste
el día ya terminaba,
el Sol casi dormía
una estrella enamorada.
La nube hizo un colchón
con el agua que sobraba,
le estrella un edredón
con sus plumas bien doradas.
Y la noche bostezó
el Sol casi resbalaba,
la nube sonrió feliz
con su estrella enamorada.
Lía

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