viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo Segundo


                                                                                                              



CAPÍTULO SEGUNDO






                               Aquellos tiempos de niña
en un pequeño lugar,
recorría la campiña
                                   y así podía soñar.

                                                         Lía



 



                                                                                                       










                                                                                                                                                                                                     
  





AQUELLOS TIEMPOS DE NIÑA...
    EN AQUEL PEQUEÑO LUGAR...

    Un día antes de conocer a Blas, Lis se puso a pensar y a recordar, sus tiempos de niña en aquel pequeño lugar, donde su capullo se abrió en el tronco de aquel rosal que con amor lo cuidó, hasta que su carita feliz asomó y lo grande del mundo a sus pies se esparramó.
    A partir de ahí, una vida la esperó, para vivir, para pensar y soñar y también imaginar, aquello que le pareció y que en su capullo escondida, alguna vez ya imaginó.
    Aquellos tiempos fueron felices, dulces y soñadores. “Cabezuda” como la que más, pero también, mimada y mimosa, pendiente de ella el personal, y ella feliz y linda como una rosa.
    Luego llegó la adolescencia y cambió la dulzura por el aprender más. Se implantó la sabiduría y medio mundo recorrió, persiguiendo ciencia, saber y técnicas de vivir la vida y también el saber estar, con modales, elegancia y mucha, mucha tontería.
    Aprendió un montón de cosas que le sirvieron para vivir independiente, para manejar dinero, para conocer el mundo y a sus gentes, para vivir fuera de aquel “rincón”, para ver el cielo nublado y conocer la ruindad de las gentes. Para tratar con la gente “elegante”, para ser educada y olvidarte de la necesidad de los  menos inteligentes. Y para que se yo..., para multitud de cosas más que te ayudan a pasar la vida siendo ¿feliz?,  pero sólo tú y en tiempo presente.
    Fueron también buenos tiempos. Lis era una adolescente, ignorante, pero adolescente  y se comía el mundo y el mundo la tenía como amiga y ella se creía el centro del universo.
    En ese recorrer, un día, por arte del buen hacer, Lis conoció a Blas  y como que un poco se le paró el reloj , el reloj de aquel correr y funcionó el sentimiento.
    Eran dos personas distintas, pensares distintos, personalidades distintas, educaciones distintas, todo, todo distinto para ensamblar. ¿Cómo se juntaba aquello?...
    LIS veía la vida con alas. Alas que la transportaban a lugares preciosos y coloristas, donde no había un roto, porque siempre estaba aquella “buena modista” que reparaba el desperfecto, y otra vez a soñar y a volar y a salir de lo que no gustaba y lo que no gustaba a tirar y al día siguiente se volvía a enamorar de tantas y tantas cosas... Cosas que le decían:
    _Aquí estamos otra vez. Nos coges y a soñar y a querer.
    BLAS era más del mundo real y práctico, Contaba los duros  como si en ello le fuera el mundo y el mundo se lo pusiera cada vez más duro,.A Blas le tenía muy preocupado eso del dinero. Y si le faltaba ¿qué?... Que ¿y qué?. Para eso tenía Lis la imaginación. Si había dinero se gastaba y a correr. Y si no, se podía uno imaginar... y trasladar a un nacer cálido y tropical donde no hacía falta el dinero, ni contar con el que mañana vendrá. Allí sólo era preciso mirar al mar, subirte a una ola y lejos, muy lejos, volar y amar.
    Pero BLAS, eso no lo entendía y en su mundo  real se mantenía y trataba por todos los medios de meter en el  a Lis. ¿Se la imaginan ustedes?. ¡A Lis contando los duros!  Eso sería una cruel villanía.
    Más de cuatro broncas se organizaban por no querer entender, cual era lo más lógico:
    _¿Pensar o imaginar?
    _Saltar vivir y correr o vivir atado.
    Pero, ¿cómo se puede eso entender...?
    Fueron pasando los tiempos y llegaban otros en los que se separaban. Los dos tenían familias que vivían distantes y tenían que contar con ellas,, porque también con ellos habían contado, ellas, antes.
    Lis marchaba feliz (porque hay que reconocer que Lis era feliz, aquí, allá, hoy, ayer y cuando tuviera que ser). En su pueblo y con su gente se acoplaba y un verano y otro hacía hasta de aprendiz con los suyos, sus amigos y hasta incluso en ocasiones, la trataban como a los ignorantes, un poco o un mucho de “infeliz”.
    Se acordaba mucho de Blas, pero pensaba:
    _Aquí estoy poco tiempo y el que estoy, tengo que aprovecharlo y sentir y llevar conmigo hasta el último sentimiento.
    La pandilla era un elemento muy importante en su vida y la disfrutaba hasta el último momento
    Nunca se olvidaría Lis de los ratos que pasaban “escapados”, de merienda y con el tocadiscos a cuestas,
. ¡Qué hay que ver!, con el sol, no quedaba sano ni un solo disco. Todos doblados y amontonados dentro de alguna cesta.
    Con todas estas historias, a Lis, casi no le quedaba tiempo ni para escribir a Blas que lógicamente protestaba. Porque eso si, puntualmente, escribía casi todos los días y lis pensaba:
    _¿Cómo lo hará?.
    Si ella no tenía tiempo, algunos días ni para desayunar.
    Fue un bonito verano, en el que Lis conoció el valor de la amistad, el sentido de un amigo, el sentir de la realidad, la existencia de un vecino y el calor de la verdad. Allí se enamoró de su pueblo, de sus amigos, de su pandilla y de esa claridad que tiene el sentirse bien, y olvidar los problemas y la falsa realidad.
     Y es que Lis se sentía bien con poca cosa, o con mucha, según se entienda o se pueda apreciar. ¡ Cuántas mentiras contaban! para en realidad tapar, todas las correrías inocentes, pero que al final , iban a traer más de una particularidad.
     Pero Lis era feliz. Solo tenía un problema. Se acordaba mucho de Blas y de que haría y con quién estaría y, llegados a este punto fruncía el entrecejo y las cosas se le torcían.
     Lis no era celosa, pero el punto aquel... se le antojaba y se le oscurecía.
     Un día mientras desayunaba, y todavía algo dormida, el cartero le dejó un largo y bonito recado,  en el que con la punta del aire, Blas contento , le decía:
     _El sábado voy a verte y, de paso, te voy a dar una sorpresa, además de quererte.

     Aquí despertó Lis de golpe y, rápidamente se puso a preparar la visita. ¡Faltaban dos días! y se le antojaron...
     Por un lado, nada de tiempo. Tenía que buscar que se ponía. También tenía que estar guapa y avisar a toda la mocedad de quien venía.
     Por otro lado era un montón de tiempo, porque se le amontonaban las horas. ¿Cuándo pasarían los días?, ¿cuándo llegaría Blas?, su imaginación le plastificaba el momento.
     Empezó a preparar cosas, que una vez hechas, las desechaba. Ayudaba en las tareas de casa y, ¡hasta fregaba!. Incluso hacía favores y, alguna camisa que otra planchaba. Y todo lo hacía alegre y también cantaba.
     En su casa mucho no se extrañaban, porque Lis siempre fue imprevisible y, aquello dentro de lo ¿normal? en ella entraba.
     De la visita no dijo nada; hasta el sábado a la mañana. Solo su muñeca, sabía todo lo que se avecinaba.
     _¿Por cierto?. ¿No se lo he dicho?. Lis tenía una muñeca que era algo así como su segunda alma.
     El sábado se levantó pronto, se pintó (aunque Lis, siempre estaba guapa) y se acicaló y se puso de punta en blanco. La gente se extrañó y, empezó a hablar y a hablar, de lo que su amor y ella iban a hacer ese fin de semana.
     Nadie dijo ni pío, y aunque lo hicieran, iba a ser valdío, porque Lis, tenía el programa trazado y no permitió que nadie se lo torciera, ni siquiera , con la noche, el rocío.
     Llegó la hora por fin, y también llegó su amor y ¿saben ustedes lo que también llegó?; llegó la “sorpresa” para Lis, que casi muda se quedó. La sorpresa era un coche, un precioso coche, pequeño  y utilitario, pero a Lis le pareció... como el mercedes del Rey; lindo, lujoso y hasta casi blindado.
     Era blanco como una paloma, la paloma que Lis sentía en sus sueños, cuando la nieve del invierno cubría de algodón los campos, y ella veía la paloma y el algodón debajo de su ventana y en su pueblo, como un manto blanco.
     Lis se colgó de su Blas y con él, se metió en el coche. Con él también recorrió los caminos y calles de su pueblo y entorno y hasta casi se imaginó, que era una princesa y la princesa tenía un amor y su amor era su lindo y apuesto chófer.
     Nunca se le olvidaría a Lis ese fin de semana. Sus amigos le preguntaban:
     _¿Y quién es éste?
     Y ella respondía:
     _La mitad de la sorpresa, la otra, la conocereis en su día, o quizá mañana.
     Su pandilla, en cambio no se extrañó porque conocían a Lis y sabían que ella era así
    Pero si que hubo sus comentarios, a los que Lis respondía:
    _¿Os gusta?. Es mejor que sí, porque vais a tener que como uno más, aceptarlo.
    Hubo de todo. Unos, desde el principio lo aceptaron y otros tuvieron sus más y sus menos, pero al final acabaron claudicando. Lo importante era la felicidad de Lis, y parecía que al fin había llegado.
    Ese fin de semana se esfumó, e hizo hueco en una nube de ensueño, a la que miraba Lis cada mañana y a la que dirigía sus pensamientos y luego con su muñeca charlaba. ¡Aquellos eran tiempos felices!, y podían durar... todo lo que ella se imaginaba.
    Aquel verano fue inolvidable. Lis creyó que había tocado el cielo y  un halo de olor la acompañaba. Su amor olía a miel y ni por lo más remoto se imaginaba que, algún día aquello tendría un final y que a lo mejor, como un clavel se mustia, así iba a quedar aquel olor tan especial.
    Se acabó la visita y casi se acabó el verano. Pero todavía Lis aprovechó los días para correr aventuras con su panda, y también, para alguna que otra vez, reñir con sus hermanos.
    En casa de Lis la gente era tranquila, por eso no entendían mucho su forma de ser, aunque ya estaban acostumbrados, y hasta algunas veces, si las cosas se ponían serias (que se ponían), sus hermanos, también la defendían. Ni ella misma sabía por qué era así, pero era.
    En una de estas aventuras, un día cualquiera de la última semana de las vacaciones, Lis se escapó con su pandilla a un lugar precioso que había más allá, más lejos de su pueblo y de su casa. Era un pueblecito pequeño, a la orilla del monte y con sus gentes. De camino por el monte, se esparcían los árboles, los arbustos, las zarzas, las flores silvestres y las amapolas; hasta llegar a un descampado donde la hierba era bajita, reía el agua de un río, hacían cabriolas los peces, brillaban las piedras y sonreían las margaritas.
    Allí instalaron el campamento. Con un viejo tocadiscos, bocadillos, refrescos sin nevera y calor, mucho calor. Fueron felices, se divirtieron como ellos sabían hacerlo, se olvidaron del mundo, bailaron y, en su diversión, los peces del río y los pájaros del cielo se pararon y les cantaron una canción.
    El paisaje bucólico, desapareció cuando llegaron a casa. A Lis le esperaba un buen castigo, bien pensado y planeado, pero cuando llegó y puso angelical su cara, el castigo de desvaneció. Hubo cabreo generalizado,`pero calladita se durmió, y al día siguiente despertó con su muñeca, guapa, lista, linda y acicalada, y después de desayunar, de paseo se marchó.
    Así llegó el final del verano y otra vez a trabajar. Algo de pena tenía, pero se puso otra vez a imaginar…aquellos paseos por la ría, aquellos besos llenos de melancolía y hasta aquellos vinos, de bar en bar, que de la mano de su más amigo recorría, día a día, al final de su azaroso trabajar.
    Y entonces aquello le parecía otra vida y, deseando estaba que llegara aquello que a ella le parecía del más allá.
    Y el final llegó, porque todo llega en esta vida. Otra vez, las maletas, rumbo puesto ¿a dónde?... a la “conchinchina”, si al término de ese rumbo, estaba quien tenía que estar. Y Lis sabía que estaría.



Un Momento



El verano tocó fin
y se impuso la razón,
 el trabajo y su patrón
borraron el colorín.
                                                                                                                                                                                                                                                            Quedó lejos el jardín
            y también aquel rincón,
                       donde  juntó la pasión  
                       a  la flor con el jazmín.

Pero fue tras el cristal
Y el ligero movimiento,
Y el final de lo estival.
                       
                        Los que sonaron el cuento
                        Que llegaba magistral,
                        Y dio vida a este momento.
           

                                                                                                                                                                                                           
                                                     











domingo, 20 de enero de 2013

Una Ilusión y Un Querer






CAPÍTULO  PRIMERO


                                  El sol sonrió al rosal
                                 y el rosal un poquito se asustó,
                                 pero hoy ya más jovial,
                                quiso y nos regaló
                                un lindo adorno floral; que hasta olió.

 
                                                                                              Lía





















EN UN PUEBLO MÁS BIEN GRANDE...

    Sucedió un día de cualquier mes, de uno de aquellos años, en que al celebrar un evento, dos personas se encontraron.
    Gente culta, con trabajo y con carrera y con un millón de proyectos, pero sin un duro en su cartera
    Así a simple vista, mucho no se gustaron, pero también por educación, se presentaron. Para darle gusto a la intención del amigo que quería juntarlos y que había preparado el encuentro con cariño y con tesón, no defraudarlo.
    _¡Hola! ¿Qué tal?. Un poco lejos te queda el trabajo.
    _¡Hola!. Ya ves. Si quieres te lo cambio.
    Palabras de compromiso que no comprometen a nadie. Se tomaron unos cuantos vinos y a cenar, que era lo ,más interesante. La cena pasó sin pena ni gloria y con mucha diversión que también era lo más importante; para disgusto del amigo, al que por cierto, no se le veía muy buen semblante.
    A la mañana siguiente se celebró el evento, con comida incluida, un buen café y una salida divertida como final del acontecimiento .
    Todos en tropel se fueron a bailar y en la discoteca, que era una bonito lugar, entre “ponte bien y estate quieta” se llegó al fin, a aquello que se llamaba “ligar”.
    Aquella fue una noche eufórica, sin ponerse mucho a pensar. Así le dieron gusto al amigo, que esa noche, durmió a pierna suelta como el que hace una obra de caridad.
    A partir de aquí se acordaron los encuentros. La primera salida se realizó con una moneda al aire, que cayó del lado de acá; pero que también pudo caer del otro lado, y sin decirse ni adiós, no volverse a encontrar nunca más; ni en ese, ni en ningún otro año, ni en ningún otro lugar.
    Como ustedes verán, este novelar, fue como un juego de azar, en el que quiso ¿la casualidad? que  dos personas juntaran sus vidas y más tarde, prometieran que ¿no se separarían jamás?... Así acabaría bonito este novelar, que es para lo que fue escrito:
                      Para que suspire mi amiga.
                      Y para que vea que también es lindo eso del imaginar.
    Comenzaron a pasar los días y algo así como que se llamaba “ilusión”, empezó a aflorar en el solitario corazón de aquella muchacha  joven, que empezaba entonces  a trabajar y a salir del cascarón.
    Se hizo habitual aquello de que al trabajo, la fueran a buscar; y luego a pasear, pasando por las calles de siempre, donde algún que otro vino se podía tomar. O a lo mejor, solo contemplar el paisaje que formaban el puente y el ¿mar?, y que a lo mejor era pequeño... pero a Lis le parecía grande , tan grande como el ancho mar. Y luego la despedían en casa y hasta el otro día, a dormir y a soñar.
    Se sentía arropada y querida. Era confortable saber que al final del trabajo alguien la esperaba( sin ningún mal interés ), y se preocupaba de como le había ido el día, y de que luego, se olvidara, de los avatares habidos; y de que , con un beso, luego también soñara... Y con ¿qué?...Con el cariño del amigo, que por entonces solo era eso, amigo, pero que ¿podría ser algo más sútil  , más  intenso y más directo?.
    Por ponerles una identidad. Ella (como ya saben) se llama LIS y BLAS era su galán. Una vida linda, llena de paseos y soñadas les esperaba. Trabajar, se trabajaba; también, entre paseo y paseo, tenían tiempo para estudiar y estudiaban. Más, mucho más estudiaba Blas. Lis vivía en un mundo irreal donde lo suyo era cantarle al aire, soñar con Blas, desmelenar un poco el sentimiento y vivir feliz, aunque. En más de una ocasión , ese mundo irreal le pasaba factura y se veía linda y feliz, pero sin un real.
    Lis y Blas se entendían, como no lo habían pensado jamás. Trabajaban todo el día:
   Lis  lejos, en un pueblo pequeño, sus buenas artes ejercía. Marchaba con la aurora, tapada, fría y arrugadita y volvía con la noche, linda, guapa y arregladita. Al llegar estaba Blas que más serio y más sesudo, fijaba en Lis los pensamientos, que ya para esas alturas, se había imaginado lo más  bello y lo más bonito del mundo y del universo.
    Blas cerca, en una ciudad grande, ejercía su profesión y al mismo tiempo estudiaba hasta que llegaba Lis y el sitio en su corazón ocupaba.
    Blas se emocionaba, pero le costaba reaccionar y, eso si, mirando por todo lados que la compostura no se le fuera a estropear.
    Se encontraban con un beso que Lis hacía rato se lo había imaginado. Beso que en su cabecita ponía a funcionar los hilos de su imaginación, dormidos en el embeleso del sabor dulce que había en su corazón.
    _¡Hola nena! _ Decía Blas cuando la sentía a su lado_ ¿Cómo fue hoy la locura de ese trabajo?.
    _¡Hola...(cada día utilizaba un apelativo distinto)! _Contestaba Lis que hacía rato esperaba con su nombre escrito en la mente y hasta en la mano. Hace ya... mil años  que sueño el estar contigo.
    A Lis le importaba poco el trabajo:
    En el aspecto material lo justo y lo imprescindible para poder tener y para poder gastar y para poderse divertir, sin tener que pedir y cabrear al personal.
    En el aspecto menos material, Lis trabajaba con interés, incluso se entretenía, enseñando a los más pequeños otro mejor que hacer, y librando alguna porfía con los más mayores que no querían ver, la vida como a ella le parecía.
    En un pueblecito pequeño y en un lugar destartalado, Lis se inventaba historias que luego después contaba a sus muchachos de turno que encantados la escuchaban. También contaba otras cosas y esas cosas las explicaba, de una manera u otra, para que el personal se enterara.
    Pero ya por entonces le iban más las novelas, que si no las había, ella, se las imaginaba. Y con una pizca de sal y humor, también ella con sus chicos se las contaban a los más pequeños del grupo que, boquiabiertos les escuchaban.
    Su vida fue una novela, tal y como a ella le gustaban. Y por arte del novelar, más de un traspiés llevó, pero nunca se amilanó. Unas cuantas veces cayó, pero siempre se levantó y a la vida una “chispa gracia” le vio. Porque ella pensaba que la vida, se veía según el color que uno se imaginaba.
    Y por imaginar, Lis  imaginaba...Un montón de cosas, de las que algunas hasta se las creía, otras claritas las veía y otras las preparaba de tal forma, que el que la oía, en duda no las ponía.
    En más de una ocasión, la llamaban mentirosa, y ella encima se asombraba, porque no le veía al asunto razón y mucho menos la veía al que se lo llamaba.
   ¿Y por qué  iba a ser mentira ver la vida con el color que ella se imaginaba?.
    ¿Y por qué ella no podía ser amiga del sol?
    ¿Y por qué no podía cantarle al viento?.
 Lis nunca fue amiga de los cánones establecidos, ni de las normas impuestas, ni de hacer las cosas porque mandaban, ni de que le mandaran dejar las cosas puestas.
    ¿Se imaginan ustedes la vida de Lis?.Volar como las aves, libre en la lejanía, sin que la lejanía recoja su vuelo.
    Y como ella al sol llegaba todos los días , no tenía ningún inconveniente en cantarle canciones y recitarle alguna que otra poesía.
     En su joven imaginación, Lis despertaba por la mañana y, ¡fíjense ustedes!, antes de acordarse de Blas, se acordaba de su amigo el sol, abría la ventana, le ponía una sonrisa y el sol le preguntaba:
     _¿Cómo dormiste hoy?
     _¿Por qué me preguntas eso?. Porque Lis creía que por la noche también la cuidaba su amigo el sol.
     Así entablaba una conversación con él; conversación que solo existía en su imaginación, pero la imaginación de Lis era tanta...que por imaginar, se imaginaba que la luz de su mesilla, era un rayo que le prestaba su amigo el sol.
     Con la alegría en su cara y la luz del sol detrás, se marchaba Lis a trabajar por la mañana, con miles de ideas que, si podía, ponía luego a funcionar, en su trabajo y en su vida y, sobre todo, cuando se encontraba con Blas.
     A Lis, el sol le daba vida y también comunicación, y si quieren vivir con alegría, cojan por la mañana un rayo de sol, cuéntele sus penas y, en un santiamén, el sol, las pondrá brillantes, como brilla la luz de un rayo de sol.
    Nosotros no llegamos al sol, pero por tener a Lis contenta, pusimos a trabajar la imaginación y nuestras manos escribieron, para ella y para su amigo el sol, estos pocos de versos, para que no se escape la ilusión que puso Lis en su vida y sobre todo en sus  jóvenes sentimientos.
   
     
                        
                        Si quieres llegas al sol
                        y el sol listo llama al viento,
                        y el viento abre el parasol
                        que da sombra al sentimiento.

                                                          


 
                                                                                 
                                                                                                                   





                                                      

sábado, 19 de enero de 2013

Mi Novela


Les voy a transcribir aquí el contenido de una novela, mi primer novela, esa que escribí hace ya unos 8 años, y que por varias circunstancias, ajenas a mi voluntad, nunca ha llegado a publicarse. Con lo cual la leerán ustedes íntegramente, sin correcciones, y sin quitar ni poner nada accesorio.
Puesto que parece ser que no puede ver la luz mediante una publicación por escrito, la verá por medio de mi blog.
Espero que les guste y se entretengan con ella.
Es una novela romántica, pero no a la antigua usanza. Fue escrita según mi imaginación veía las cosas por aquel entonces................

La novela se titula:

UNA ILUSIÓN Y UN QUERER



PRÓLOGO

        En una charla informal, coincidí con una amiga que vive lejos bastante lejos de este lugar. Después de los saludos y abrazos de rigor, en una cafetería y delante de un café me dijo:
    _Déjame leer algo de lo que has escrito.
    le advertí que yo no era escritora, si no más bien poeta, y que lo que había escrito eran más bien tragicomedias de los “palos” que me había dado la vida, y también las cosas buenas.
     _En algunas figuras tú ,le dije, como integrante de aquella pandilla que formamos cuando vivíamos todos aquí y fuimos más pequeñas.
    Entonces se interesó más y leyó mis pequeñas” obras de poeta”, más bien que son folletos que no lleguen a más, pero escritos con el alma puesta en ellos.
    Poca gente los ha leído y de los que los han leído, algunos no han opinado, otros se han hecho “los suecos”, y los que más se atreven, me miran asombrados y me dicen:
    _¿De dónde sacaste tú todo  esto?.
    Ella también lo leyó y me preguntó lo mismo. Pero además insistió:
    _¿Desde cuando escribes?.
    _¿Cómo hilvanas los giros con los pensamientos?.
    _¿Cómo juntas el amor con el aire para que le cante al viento?. Qué como tú dices, hasta el aire le canta al viento.
    Tú sabías mucha física, pero lo que es la literatura... Ponías el libro al viento, por si se llevaba las hojas, si no, te resultaba un verdadero amontonamiento.
    _¿De dónde sacas el vocabulario?. Porque a la próxima que vuelva, te veo escribiendo metafísica, eso si no te inventas algún otro “rosario”.  
    y hablando de inventar: (Esto todo lo decía ella, yo ni hablar)
    _¿Por qué no escribes algo en lo que tu imaginación se ponga a novelar?.
    Yo le contesté ¿asombrada?:
    _Niña, eso es muy difícil.
    Pero ella me miró con incredulidad y apostilló una frase que luego se me olvidó, pero al tiempo recordé y algo así me dio que pensar. Algo así como lo que a continuación trato en este papel de plasmar:
    _ Si yo te propongo un reto, ¿no lo vas a aceptar?. Novélame algo, aunque nada más sea para mi disfrute personal. A mí no me gusta leer, pero si el relato lo haces novelado, en mí tendrás una lectora asidua, para lo de ahora y lo que más tiempo puedas imaginar.
    Y así “a lo bobo a lo bobo”, me puse a dar vida a un relato, que más bien es una novela rosa, para que se entretenga mi amiga y todos los que con su imaginación, alguna vez han soñado , con ser los protagonistas de un hecho que más bien suena a raso aterciopelado, y al que si le encuentran cualquier parecido con la realidad, es eso, pura coincidencia; ya que fue la casualidad
de una corta, cortísima convivencia, la que originó que esto se escribiera y darle a los personajes una oportunidad y también una experiencia.  Los que nunca soñaron con ni siquiera atravesar por una etapa así en su vida, sepan que aquí lo que se cuenta es un puro novelar; pero que también lo “rosa” existe y según tú lo interpretes, hasta puede ser una linda verdad.
    Miren a ver si lo “pillan”y así podrán a sus nietos contar, que hubo una vez una maestra que se dedicó a observar y contó en cuatro líneas, algo que les sacó de su letargo invernal y les puso a lucir floridos, en ese arte del novelar.
    Perdonen también las muchas licencias (mal, o bien empleadas) que me tomo en esto del contar. Pero ya saben ustedes que en mí `puede más el sentimiento que la cruda realidad. Y al sentir no se le ponen trabas, porque si no, sería un sentir con enfermedad.
    Tampoco sé mucho de gramática, ni de eso del puntuar, porque ni lo estudié, ni me importó, ni fue mi debilidad. Solo hago lo que puedo. Y para eso está usted, para leerlo y poner lo que falta, con toda tranquilidad. Repartan los puntos y las comas que, por seguro, faltan o sobran en más de un lugar, y piensen que esto es para lo que fue, para entretener y el pensamiento novelar. Si en ello entró el sentimiento, ya pueden ustedes perdonar, pero  a más de uno le vendría bien el intento de su cabeza y su corazón remodelar.
    Esto es para ti querida. Para que te entretengas y estires un poco tu imaginación; y aunque no es así la vida, acomodes un poco la razón, a toda la novelería que en estas páginas pongo yo, a tu entera disposición..




UN SUEÑO EL NOVELAR

                         Si tu quieres pasear
                        Suelta la imaginación,
                        con vivir esta emoción
                        podrías también soñar.

                        Piensa solo en vaciar
                        lo firme de la razón,
                        y encontrarás un filón
                        que te invita a novelar.

                        Para que quede bonito
                        añade pizca de sal.
                        salpica aceite clarito.

                        Y adereza el festival
                        con poco que pongo y quito,
                       de este gran berenjenal 
                                                                                             
   Lía.