lunes, 21 de noviembre de 2011

El Perfil de La Luna


No advertí tu presencia
no atendí tu llamada,
hice oídos sordos
y tú...
seguiste en ello empeñada.

Tus ojos sin un color
y en ellos una lágrima, 
aquellos que en su día fueron
santo y seña...
mi bandera y mi aliada.

Tu perfil suave y sereno                               Una sortija cruzó
y tu cara maquillada,                                    el firmamento en que estaba,
con el suave melocotón                                se colocó en mi balcón
que sabes...                                                   y fue a parar a mi almohada.
a mí tanto me gustaba.
                                                                      Y allí de pronto entendí
Incluso no vi tus puntas                                  quien era y es mi aliada,                       
ni tu carita mojada,                                         aquella que me sonríe
ni tus labios rojo fuego                                   en la noche enmarañada,
ni tus sandalias plateadas.                              la que cuida de mis sueños
                                                                       y mis proyectos enmarca.
Pero hoy te vi tal cual eres
con tu cara maquillada,                                   "Y a la que le gusta ver...
tus ojos grandes y azules                                 mi manita ensortijada".
y tu sonrisa encarnada,
tus puntas muy relucientes                                                         Lía
y tu mano ensortijada.

No se puede ni se debe renunciar, ni tampoco olvidar, lo que en otro tiempo te ayudó a levantarte.
Yo le escribí a La Luna y ella me contestó y me envió sus mensajes. Mensajes que fueron certeros y que en su día me consideraron.
La Luna tiene una pluma plateada brillante, que es imposible olvidar por todos los que la encontramos y nos disponemos a usarla.
Desde aquí pido disculpas a La Luna, retomo su pluma y su consideración por el arte.

3 comentarios:

  1. Que la izquierda aprenda la buena nueva de la derecha y ésta entregue la belleza en tacto suave que necesita el ser humano...

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  2. Desde tu mano izquierda ensortijada la pluma,
    no puede seguir fiel, acechando a la luna.
    Será tú diestra la que guie la senda que ella,
    esperará lisonjera, porque nunca se desmalla.

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  3. Dionisio, nunca lo había pensado. Eso de la mano dcha y de la izda. Pero si te digo la verdad, yo creo que la Luna no atiende a esas cuestiones.
    Por lo menos yo nunca lo he tenido en cuenta, y La Luna me sigue escuchando y atendiendo.
    Pero de todas formas lo tendré en cuenta y se lo preguntaré.
    Gracias por la aclaración, "maestro".

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