En mi pueblo. Cuando yo era pequeña, pequeña de pequeña............. los domingos a las 12 de la mañana empezaba la misa.
Todo el pueblo iba a misa. Si faltabas, decía mi madre que te ponían falta. Yo nunca entendí mucho aquello de que te ponían falta...........pero como lo decía mi madre... pues eso. A misa todo el mundo.
Te ponían el vestido mejor y más nuevo que tenías, y hala...........a misa.
Llegabas y sin hacer ruido (esa era una de las condiciones más importantes), te sentabas en uno de los bancos de más adelante, porque ese era el sitio de los niños. y aunque no entendías mucho lo que decía el cura, estabas allí esperando que llegara el momento más importante de la misa.
El cura se llamaba D. Conrado. Y el pobre tenía una paciencia como un santo, con la banda de chavales que éramos entonces. Y el "Tío Quiquillo", el abuelo de Arturo, era el mayordomo, que decía mi padre. Que a ver..........., yo tampoco sabía lo que era quello de mayordomo, pero al tío Quiquillo lo queríamos todos los chavales un montón.
El tio Quiquillo era el primero que llegaba a misa, con una hogaza de pan debajo del brazo. Iba para la sacristía, partía el pan en trocitos pequeños, y los echaba en una cestita pequeña. Se llamaba el cestillo del pan bendito. Y cuando llegaba el momento culminante.....................
El momento culminante de la misa para los peques era el de después del sermón. El tío Quiquillo cogía el cestillo en una mano y en la otra la cesta de pedir. Pasaba por todos los bancos y, te daba un trocito del pan que antes había bendecido el cura, a cambio de una moneda para la otra cesta.
Podía ser que no tuvieras moneda...........De hecho los niños nunca teníamos moneda, y entonces nos decía:
-Hoy te doy el pan igual sin moneda, pero para el domingo que viene no te lo doy.............que lo sepas.
Y cuando llegaba el domingo que viene, como tampoco tenías moneda, te daba el pan y te volvía a decir lo mismo.
Ahora que pasaron de aquello muchos años, algunas veces pienso:-¡Qué tendría aquel pan, que sabía a gloria???.
Ahora, el cura de mi pueblo, a los niños, después de misa les da las formas sin consagrar que hicieron las monjas demás para ese menester. ¡Y los tiene allí como clavos!!!.
Así que ya saben en mi pueblo cuando yo era pequeña, de muy pequeña...........en misa nos daban pan bendito, que estaba ¡buenísimo!!!!!!!!!!!!!.
El chico de la foto no es "El tío Quiquillo", que quede claro. Pero la hogaza que llevaba a misa era tan grande como la más grande de las que vendía el muchacho.
Lía
