domingo, 20 de enero de 2013

Una Ilusión y Un Querer






CAPÍTULO  PRIMERO


                                  El sol sonrió al rosal
                                 y el rosal un poquito se asustó,
                                 pero hoy ya más jovial,
                                quiso y nos regaló
                                un lindo adorno floral; que hasta olió.

 
                                                                                              Lía





















EN UN PUEBLO MÁS BIEN GRANDE...

    Sucedió un día de cualquier mes, de uno de aquellos años, en que al celebrar un evento, dos personas se encontraron.
    Gente culta, con trabajo y con carrera y con un millón de proyectos, pero sin un duro en su cartera
    Así a simple vista, mucho no se gustaron, pero también por educación, se presentaron. Para darle gusto a la intención del amigo que quería juntarlos y que había preparado el encuentro con cariño y con tesón, no defraudarlo.
    _¡Hola! ¿Qué tal?. Un poco lejos te queda el trabajo.
    _¡Hola!. Ya ves. Si quieres te lo cambio.
    Palabras de compromiso que no comprometen a nadie. Se tomaron unos cuantos vinos y a cenar, que era lo ,más interesante. La cena pasó sin pena ni gloria y con mucha diversión que también era lo más importante; para disgusto del amigo, al que por cierto, no se le veía muy buen semblante.
    A la mañana siguiente se celebró el evento, con comida incluida, un buen café y una salida divertida como final del acontecimiento .
    Todos en tropel se fueron a bailar y en la discoteca, que era una bonito lugar, entre “ponte bien y estate quieta” se llegó al fin, a aquello que se llamaba “ligar”.
    Aquella fue una noche eufórica, sin ponerse mucho a pensar. Así le dieron gusto al amigo, que esa noche, durmió a pierna suelta como el que hace una obra de caridad.
    A partir de aquí se acordaron los encuentros. La primera salida se realizó con una moneda al aire, que cayó del lado de acá; pero que también pudo caer del otro lado, y sin decirse ni adiós, no volverse a encontrar nunca más; ni en ese, ni en ningún otro año, ni en ningún otro lugar.
    Como ustedes verán, este novelar, fue como un juego de azar, en el que quiso ¿la casualidad? que  dos personas juntaran sus vidas y más tarde, prometieran que ¿no se separarían jamás?... Así acabaría bonito este novelar, que es para lo que fue escrito:
                      Para que suspire mi amiga.
                      Y para que vea que también es lindo eso del imaginar.
    Comenzaron a pasar los días y algo así como que se llamaba “ilusión”, empezó a aflorar en el solitario corazón de aquella muchacha  joven, que empezaba entonces  a trabajar y a salir del cascarón.
    Se hizo habitual aquello de que al trabajo, la fueran a buscar; y luego a pasear, pasando por las calles de siempre, donde algún que otro vino se podía tomar. O a lo mejor, solo contemplar el paisaje que formaban el puente y el ¿mar?, y que a lo mejor era pequeño... pero a Lis le parecía grande , tan grande como el ancho mar. Y luego la despedían en casa y hasta el otro día, a dormir y a soñar.
    Se sentía arropada y querida. Era confortable saber que al final del trabajo alguien la esperaba( sin ningún mal interés ), y se preocupaba de como le había ido el día, y de que luego, se olvidara, de los avatares habidos; y de que , con un beso, luego también soñara... Y con ¿qué?...Con el cariño del amigo, que por entonces solo era eso, amigo, pero que ¿podría ser algo más sútil  , más  intenso y más directo?.
    Por ponerles una identidad. Ella (como ya saben) se llama LIS y BLAS era su galán. Una vida linda, llena de paseos y soñadas les esperaba. Trabajar, se trabajaba; también, entre paseo y paseo, tenían tiempo para estudiar y estudiaban. Más, mucho más estudiaba Blas. Lis vivía en un mundo irreal donde lo suyo era cantarle al aire, soñar con Blas, desmelenar un poco el sentimiento y vivir feliz, aunque. En más de una ocasión , ese mundo irreal le pasaba factura y se veía linda y feliz, pero sin un real.
    Lis y Blas se entendían, como no lo habían pensado jamás. Trabajaban todo el día:
   Lis  lejos, en un pueblo pequeño, sus buenas artes ejercía. Marchaba con la aurora, tapada, fría y arrugadita y volvía con la noche, linda, guapa y arregladita. Al llegar estaba Blas que más serio y más sesudo, fijaba en Lis los pensamientos, que ya para esas alturas, se había imaginado lo más  bello y lo más bonito del mundo y del universo.
    Blas cerca, en una ciudad grande, ejercía su profesión y al mismo tiempo estudiaba hasta que llegaba Lis y el sitio en su corazón ocupaba.
    Blas se emocionaba, pero le costaba reaccionar y, eso si, mirando por todo lados que la compostura no se le fuera a estropear.
    Se encontraban con un beso que Lis hacía rato se lo había imaginado. Beso que en su cabecita ponía a funcionar los hilos de su imaginación, dormidos en el embeleso del sabor dulce que había en su corazón.
    _¡Hola nena! _ Decía Blas cuando la sentía a su lado_ ¿Cómo fue hoy la locura de ese trabajo?.
    _¡Hola...(cada día utilizaba un apelativo distinto)! _Contestaba Lis que hacía rato esperaba con su nombre escrito en la mente y hasta en la mano. Hace ya... mil años  que sueño el estar contigo.
    A Lis le importaba poco el trabajo:
    En el aspecto material lo justo y lo imprescindible para poder tener y para poder gastar y para poderse divertir, sin tener que pedir y cabrear al personal.
    En el aspecto menos material, Lis trabajaba con interés, incluso se entretenía, enseñando a los más pequeños otro mejor que hacer, y librando alguna porfía con los más mayores que no querían ver, la vida como a ella le parecía.
    En un pueblecito pequeño y en un lugar destartalado, Lis se inventaba historias que luego después contaba a sus muchachos de turno que encantados la escuchaban. También contaba otras cosas y esas cosas las explicaba, de una manera u otra, para que el personal se enterara.
    Pero ya por entonces le iban más las novelas, que si no las había, ella, se las imaginaba. Y con una pizca de sal y humor, también ella con sus chicos se las contaban a los más pequeños del grupo que, boquiabiertos les escuchaban.
    Su vida fue una novela, tal y como a ella le gustaban. Y por arte del novelar, más de un traspiés llevó, pero nunca se amilanó. Unas cuantas veces cayó, pero siempre se levantó y a la vida una “chispa gracia” le vio. Porque ella pensaba que la vida, se veía según el color que uno se imaginaba.
    Y por imaginar, Lis  imaginaba...Un montón de cosas, de las que algunas hasta se las creía, otras claritas las veía y otras las preparaba de tal forma, que el que la oía, en duda no las ponía.
    En más de una ocasión, la llamaban mentirosa, y ella encima se asombraba, porque no le veía al asunto razón y mucho menos la veía al que se lo llamaba.
   ¿Y por qué  iba a ser mentira ver la vida con el color que ella se imaginaba?.
    ¿Y por qué ella no podía ser amiga del sol?
    ¿Y por qué no podía cantarle al viento?.
 Lis nunca fue amiga de los cánones establecidos, ni de las normas impuestas, ni de hacer las cosas porque mandaban, ni de que le mandaran dejar las cosas puestas.
    ¿Se imaginan ustedes la vida de Lis?.Volar como las aves, libre en la lejanía, sin que la lejanía recoja su vuelo.
    Y como ella al sol llegaba todos los días , no tenía ningún inconveniente en cantarle canciones y recitarle alguna que otra poesía.
     En su joven imaginación, Lis despertaba por la mañana y, ¡fíjense ustedes!, antes de acordarse de Blas, se acordaba de su amigo el sol, abría la ventana, le ponía una sonrisa y el sol le preguntaba:
     _¿Cómo dormiste hoy?
     _¿Por qué me preguntas eso?. Porque Lis creía que por la noche también la cuidaba su amigo el sol.
     Así entablaba una conversación con él; conversación que solo existía en su imaginación, pero la imaginación de Lis era tanta...que por imaginar, se imaginaba que la luz de su mesilla, era un rayo que le prestaba su amigo el sol.
     Con la alegría en su cara y la luz del sol detrás, se marchaba Lis a trabajar por la mañana, con miles de ideas que, si podía, ponía luego a funcionar, en su trabajo y en su vida y, sobre todo, cuando se encontraba con Blas.
     A Lis, el sol le daba vida y también comunicación, y si quieren vivir con alegría, cojan por la mañana un rayo de sol, cuéntele sus penas y, en un santiamén, el sol, las pondrá brillantes, como brilla la luz de un rayo de sol.
    Nosotros no llegamos al sol, pero por tener a Lis contenta, pusimos a trabajar la imaginación y nuestras manos escribieron, para ella y para su amigo el sol, estos pocos de versos, para que no se escape la ilusión que puso Lis en su vida y sobre todo en sus  jóvenes sentimientos.
   
     
                        
                        Si quieres llegas al sol
                        y el sol listo llama al viento,
                        y el viento abre el parasol
                        que da sombra al sentimiento.

                                                          


 
                                                                                 
                                                                                                                   





                                                      

2 comentarios:

  1. que interesante es tu narrativa, tienes un estilo muy original, te felicito, tu blog es muy lindo xoxo, eliz

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  2. Mil gracias Eliz por leerlo.
    Ya se que mi narrativa tiene poco que ver con la, digamos normal de los escritores, pero es la mía, y por eso decidí publicarla.
    Un abrazo grande

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