Cuando una persona querida se va para siempre, queda un recuerdo en el alma, que no se borra con el tiempo.
Si esa persona es alguien de tu casa y de tu gente, el recuerdo ya no es recuerdo...Es una herida que se va curando en el recuerdo. Hasta que llega el día del reencuentro.
Eso me ha pasado a mí estos días.
Pensaba que mi pena se iba a mitigar con poemas y poesías, incluso con canciones que contaran esa mi pena. Hasta que comprendí que eso no iba a suceder.
Así que les voy a dejar aquí, en estas líneas, una oración... La que yo misma le recé en su entierro al par que la tierra formaba un colchón a su alrededor, caminito del Universo, para que a través de él, llegara derechito al Cielo.
Hasta El Cielo

Que La Tierra...
te acoja suavemente.
Y en El Cielo...
una Estrella sea tu guía.
Una Estrella grande, grande
y una luz casi divina,
que de calor a tu Tierra
y forme un pie a pie...
al final con la arenilla,
que te lleve hasta tu Cielo
y allí...
¡veas feliz...pasar la vida!!!
Un beso y un abrazo grande y largo. Nos veremos en El Cielo.
Precioso y sentido, Lía. Sólo tú puedes escribir así.
ResponderEliminarUn abrazo
Ves que así se te ve mucho mejor Isabel.
ResponderEliminarCuando un hno se te va, algo tuyo se pierde, Isabel. Y aunque no se rompe el lazo que nos unía, si se resiente el sentimiento.
Un abrazo niña.